De corazones rotos, piscinas superpobladas y anécdotas kafkianas
A media mañana a punto de hacer la comida me llamó Diego para contarme la
crónica de una muerte anunciada y me salí una horilla al pradillo a hablar
con él.
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Esto era una foto para el Carlos |
Volví a casa a comer a mesa puesta y después estuve perdiendo unas partidas al
Unite con mi hermano.
Sobre las 5 me acerqué a la pisci del Diego con Carlos, Rocío, Sandra y Broce y estuvimos hablando de las visicitudes de los pastores y sus botas hasta que Roco tuvo un percance gastrointestinal.
Después de limpiar y desinfectar nos pegamos un chapuzó e inauguramos la cata de helados. A media tarde llegaron Ceci y Elara quien, evidentemente, robó inmediatamente todo el protagonismo.
Un poco más tarde llegaron Félix, Joselarcos y Waka de la despedida de soltero conjunta de Gonzalo y Emeterio (cuántos nombres) y nos estuvieron poniendo al día, con especial incapié al ataque psicótico de Alex y al ataque de ira de Emeterio.
Sore las 9 se fueron todos y para no dejar al Diego solo fuimos los 3 a cenar a casa del Carlos.
Diego se fue a las 10 y algo para dormir algo y yo me quedé un ratillo más con Carlos aprendiéndole a hacer un sistema de partículas de hierba en Blender y jugando al Inscryption y al poco de llegar a casa me fui a dormir.
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