De piratas del transporte y cinéfilos tristes

Como el Jorge solo tiene que venir 3 días al mes en AVE se compra un bono y luego revende los billetes, así que le compré uno para ir a Ciu a mitad de precio. 

Con esto, y en plena cumbre de la OTAN, iba por Madrid con un billete de tren a su nombre y un bono de transporte a nombre de mi hermano. (si algún miembro de las fuerzas del orden está leyendo esto solo quería recordar que este blog es totalmente ficticio y cualquier parecido con la realidad es fruto de la casualidad).

Dejando atrás la pérfida Madrid

Cuando llegué volví con Madre hasta Almagro y después de recoger las cosas y empezar a planear el gimnasio subterráneo me pasé por Macondo, donde me encontré a un Jaime muy ocioso.

Nos pusimos al día y, viendo que no había mucho movimiento mercantil, nos jugamos unos Pokémones.


El plan nocturno era ir con los libreros y María al cine a ver Black phone, pero la madre de Álvaro fue baja de última hora y María, que llegaba desde Granada, no llegó a tiempo a Almagro.

Al final fuimos Jaime y yo solos, y cuando llegamos a comprar entradas vimos que solo quedaban en la fila 2, donde hasta el vendeenetradas nos dijo que no se veía bien, así que nos fuimos tristes del cine.

Con mono de KFC, fuimos dando un paseo y nos pedimos unas viandas, dimos cuenta de ellas y volvimos al coche, con lo que llegamos a Almagro sobre las 12.

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