De fotomatones abandonados y fuentes vetustas

Madre y Mariaje se fueron a las 12 menos poco y como mi hermano seguía durmiendo me quedé esperando una hora paciente a que todo el mundo fuera llegando.

Foto dando fe de que esperé

Cometí el grave error de pasarles dos opciones distintos para que aparcaran y cada uno eligió uno diferente así que nos terminamos reuniendo todos en la plaza y fuimos dando una vuelta por el pueblo hasta llegar al mirador de la fuente Grande, donde justo empezó a llover y emprendimos una retirada forzosa.

Volvimos a la plaza a comer en el Muro y María y yo nos pasamos por el fotomatón de al lado (que hubiera jurado que no funcionaba desde hace 20 años) a hacernos, sorpresa, unas fotos. 

Cuando terminamos Esther se pasó a saludar y a tomar un café. No se quedó mucho más y volvimos dando un paseo hasta la Fuente Grande.

Bajamos por una especie de galería abandonada haciendo parkour.

Al llegar dimos una vuelta mientras contaba con orgullo cómo de pequeño cazaba renacuajos con un colador.

E hice a María una sesión de fotos improvisada.

Una foto grupal (a la sombra) antes de irnos.

Seguimos paseando hasta llegar a la Fuente Vieja, la ermita de las cuevas y volvimos a la plaza a tomar unos granizados.

Después de bajar nuestra temperatura corporal un par grados hicimos más sesiones de fotos.

Por último les llevé a ver la casa de mi abuela y de paso cogí las cosas que tenía para traerme a Madrid. Nos despedimos en la puerta de los almagreños y fuimos al coche de Adri para volver a la capital, y de camino María me pasó la foto más bonita del mundo.

El Edu y yo llegamos a casa tarde y llevábamos todo el día dando vueltas así que no tardamos mucho en acostarnos, no sin antes arreglar el ratón con los destornilladores que me trajo Máter de Almagro.


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