De fontaneros neófitos y defensas comedidos
Pablo, Carlos, Sergio y yo quedamos en el antiguo Pan Real para desayunar sus famosas tostadas desmedidas y luego, como me tenía que acercar al piso para arreglar un par de cosillas que había visto Amara, se vinieron conmigo.
El fregadero perdía agua y uno de los aires acondicionados no tiraba aire caliente. La primera fue fácil, pero por lo que estuve foreando la segunda tenía peor pinta. Debe ser cosa de la electroválvula que comprime el aire para calentarlo y va a tener que ir un técnico de verdad.
A las 4 habíamos reservado el pabellón para jugar al fútbol, y aunque mi idea era estar solo de portero para no jugármela con el tobillo a mitad del partido todos estaban tan cansados que cedí el deseado puesto de cancerbero y me quedé de defensa.
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