De festines pantagruélicos y ferias medievales

Habíamos quedado a las 2 para ir con Bea y Cris a Moralataz así que me dio tiempo a un par de partidas con Diegazo al AoE.



Habíamos quedado con Adri y Cortina para comer en el Kagura del barrio, y de camino pasamos por un parque desde el que se veía el skyline de Madrid.


Los dos morataleños llegaron poco antes de pedir y nos dijeron que el hermano del Adri se queda con hambre con el ramen grande así que pensé que sería una cantidad adecuada. Craso error.

Los baberos nos salvaron de más de una

Después de media hora no me cabía físicamente más ramen pero estaba tan bueno que hice un esfuerzo para casi terminar con él.



Aunque el plan de la tarde era estar en un parque del barrio jugando a juegos de mesa, un cambio de planes de última hora nos hizo ir hasta la feria medieval del Álamo, y como ya no cabíamos todos en el coche Rodri y Carol se pasaron a por Edu y a por mi.

Aparcamos en un descampado en algún lugar del pueblo y poco a poco nos abrimos paso hasta el centro, donde nos reencontramos con los demás y estuvimos dando una vuelta.



El pueblo entero estaba decorado con temática medieval, con puestos, bandas, una muralla de cartón y hasta un señor con un rataurante móvil.


Por su parte, las bandas tenían que hacerse camino entre la gente para poder ir avanzando.



Carol, Rodri y Edu fueron a ver un torneo con justas que hacían en la plaza de toro y el resto, después de un crepe de no uno ni dos sino tres chocolates estuvimos viendo a un señor dar vueltas muy rápido.



Cuando nos mareamos de verle dar vueltas volvimos a donde habíamos empezado el paseo, cruzándonos con nuevas bandas de percusión.


A lo tonto nos dieron las 9 y algo y para no conducir de noche nos despedimos del Álamo hasta la próxima feria medieval. 

Dejamos a los morataleños en su barrio y nos volvimos al nuestro, y como aún seguía lleno de la comida me tomé un vasito de leche fresquito para cenar y sobre las 12 me estaba acostando.

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