De parques caprichosos y chefs explotados

Nos levantamos posponiendo varias veces la alarma, desayunamos sin prisa y sobre las 11 y media salimos de casa a por un Zity que nos llevara al parque del Capricho mientras María me guiaba como si fuéramos Carlos Sainz y Lando norris.N

El parque no está en zona verde así que aparcamos cerca del Juan Carlos I y lo atravesamos andando mientras hablábamos de la edad óptima para engendrar progenie.

Una obra de arte un poco trambólica

Cuando llegamos consultamos el mapa de la entrada como si fuese el del Elden Ring, trazamos una ruta para verlo todo y empezamos a andar (como no hay mucho que contar entre fotos las pongo todas como si fuese un álbum).

El parque resultó ser más grande de lo que habíamos previsto y terminamos saliendo a las 2, y entre que volvimos a llegar a la zona Zity, nos montamos en uno y llegamos a casa fueron casi las 3 y nos pusimos a hacer la comida del tirón.

Fajitas con el toque secreto de María (el sazonador de Mercadona)

Por la tarde estuve jugando al Elden Ring mientras María veía una serie.

Aunque luego rotamos y se puso ella a jugar.

Cerca de las 7 fuimos a Mercadona a comprar un par de cosas que nos faltaban para el viaje de mañana.

Al volver estuvimos haciendo una tortilla de patatas con queso de cabra para los bocadillos que nos íbamos a llevar y salmón a la plancha para cenar.

Después de recoger estuvimos duchándonos, terminando las maletas y reservando el Caby que nos iba a llevar mañana de madrugada hasta Atocha.

Finalmente, como mi compromiso con el blog es inquebrantable, he estado terminando las entradas de estos días para poder irme a BCN con la conciencia tranquila mientras María, la principal damnificada, espera paciente en la cama viendo tistós.

Y ahora sí, son las 12 y veinte y mañana nos levantamos a las 5 y media (con un cambio de hora a menos de por medio) así que me voy a dormir corriendo.