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Mostrando entradas de marzo, 2022

De viajes de metro acompañados y nazis con disonancias cognitivas

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El último día de ir a la oficina de la semana me costó más de lo esperado, y más cuando Jorge acaba de cumplir 3 años y solo tiene que venir un par de veces al mes. María había quedado para comer con sus amigas cerca de la línea 9 así que cuando terminaron el café vino a por mi a la ofi y volvimos juntos al piso. Estuvimos en la habita, yo jugando al Elden Ring mientras ella veía una serie y nos echamos un par de partidas al Unite antes de cenar. Terminamos la tortilla que quedaba y tras recoger estuvimos viendo (por fin) Jojo Rabbit en el proyector del salón. Aunque la idea era no acostarse muy tarde yo no tenía que madrugar mañana así que se me lió hasta las dos en las Lands Between.

De recreativas antiguas y ambrosías italianas

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Después de sacar fuerza de voluntad de donde no creía tener para salir de la cama por la mañana, un poco antes de comer María me dijo que tenía un plan secreto para cuando saliera de trabajar. Llegué a Hortaleza sobre las 6 y continuamos juntos la línea 4 sin yo saber a dónde íbamos, hasta que llegamos a Serrano y María dio la señal de salir del metro. Andamos un poco más hasta llegar al centro comercial ABCSerrano  y bajamos al sótano para llegar a una salita llena de máquinas recreativas. Y pasamos casi 1 hora probándolas todas. Los Billys niño y niña Como volver a Windows XP La maga del periscopio Cuando terminamos subimos a Juguetrónica a probar todo lo que tenían. Nos flipó especialmente una baraja de cartas que al ponerlas sobre un tablero especial hacían sonar distintas melodías y juntando varias podías generar canciones. Volvimos a bajar al sótano para probar el único juego que nos quedaba, antes acaparado por un padre

De parejas calisténicas, cenas foodies y pokemaníacas solitarias

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Llegué a casa un poco antes de las 6 y por no encerrarnos el resto del día en el piso fuimos María y yo al parque a hacer algo de ejercicio, no sin antes hacer una parada en el huertín del viejo Rodri. Después de una hora de pura calisteína y un amago de correr (que no fue a más porque me molestaba el tobillo) volvimos a casa a hacer la comida de mañana (unos ñoquis con huevo, queso de cabra y pesto) y nos preparamos la cena. El postre es plátano a la plancha con un poco de canela Cuando terminamos de recoger eran casi las 10, hora perfecta para volver a jugar al Pokémon. En una de las partidas estábamos 6 así que hicimos dos equipos de 3 y por azar María fue contra nosotros, no puto meter muchos puntos y se enfurruñó. Después de la cuarta partida lo dejamos, jugué 10 minutillos al Elden Ring (casi por quitarme el mono) y nos fuimos a dormir.

De edificios modernistas, familias sagradas y salamandras de cerámica

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Después de dormir 9 horas sin ningún tipo de problema (María un poquito más) dejamos la habitación y bajamos a desayunar a las 11.  A nuestro lado se pusieron un grupo de chicas que deberían estar empezando bachilleron y contemplados totalmente hipnotizados cómo alternaban entre el español y el catalán sin ningún tipo de patrón aparente, aunque tras estar muy tentados finalmente no les preguntamos criterio usaban. Dando una vuelta llegamos a la casa Batló, donde pedimos a un chaval en apariencia portugués que nos hiciera una foto, y a cambio le hicimos nosotros otra. Y un poco más alante estaba la Pedrera. Una de las puertas con motivos ktulianos La misma puerta con nosotros delante Y llegamos dando una vuelta hasta la Sagrada Familia. La parte de detrás (si contamos como delante la parte por la que llegamos) Desde un parque que había cerquita Tras descansar un ratete llegamos en

De iglesias barcelonesas, recepcionistas disléxicos y crêpes picantes

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La alarma sonó a las 5 y media (casualmente  la misma hora a la que me levanto cuando madrugo para ir a Madrid) y nos dimos prisa para vestirnos rápido y terminar de meter las cosas en las mochilas. El Caby llegó a las 6 y veintimuchos minutos de calles desiertas después llegamos a Atocha. Subimos al OUIGO sin mayor problema hasta que una mujer con dos bebés se nos sentó en el asiento de atrás y el apacible silencio de un tren a las 7 de la mañana se vio interrumpido por los descalibrados gritos de un bebé que acaba de descubirr que tiene garganta pero no sabe muy bien cómo usarla. Momentos antes de que el infante subiera al tren Ambos nos pusimos música (aunque María no tardó mucho en dormirse) y pasamos el resto del trayecto sin oir mucho más. Llegamos a Barcelona-Sans dos horas y media después. Fuimos paseando a Plaza España mientras desayunábamos algunas de las viandas que habíamos traído. Aunque, para nuestra tristeza, cuando llegamos nos la enc