De controles policiales, boleras concurridas y tartas de cumpleaños

Tras una mañana chill, por la tarde partimos a Madrid. A las 3 y media fui a por María, luego a casa de Jaime a por los libreros y desde ahi viajamos sin mayor altercado, sin contar con un control de policía con vigoréxicos de 2 metros y rifles capaces de bajarse a un furgón blindado que nos topamos por dar una pequeña vuelta para llenar el depósito.

Al llegar a Madrid María se metió en el papel de GPS y me fue guiando con indicaciones precisas por el laberinto que es la M30 hasta que llegamos sanos y salvos al piso (sin contar con un semáforo en ámbar que me salté minutos antes de llegar y cómo me vine abajo en uno verde que había un poco después).

Después de dejar las cosas volvimos al coche y fuimos a la bolera del Palacio de Hielo. Bea había ido a comer con los amigos de la playa y aunque Álex tuvo que irse por un partido Dani y Pablo se vinieron a pasar la tarde con nosotros.

Cuando llegamos a la bolera nos enteramos que teníamos que reservar, así que después de hacerlo fuimos al Jose a matar media horilla. 

Cuando volvimos a la bolera nos dividimos en un equipo; Bea, Adri, Cris, Edu, Irene, María y yo en una pista y los demás en otra.

Con lo bien que suele lanzar María las cosas contra todo pronóstico los bolos no fueron su fuerte; todas sus tiradas eran una repetición en la que se le iba al bola a la izquierda, y solo cambiaba la altura de la pista a la que pasaba.


Sin embargo yo encontré mi verdadera vocación en la vida y descubrí, 26 años tarde, aquello para lo que había nacido.


La mayoría no habíamos tocado una bola de bolos en la vida así que fuimos mejorando según avanzaban las rondas, aunque Edu, Adri y yo mejoramos ligeramente más rápido y no estuvo claro quién de los 3 iba a ganar hasta el final.


Al final gané yo je

El plan era ir al piso a pasar la noche y Pablo se apuntó así que volvimos al coche y pusimos rumbo a la calle Moratalla.

La fiesta coincidía con el festival para decidir quién iba a representar a España en Eurovisión y principalmente el sector femenino quería verlo así que lo puse en el PC.

Pasamos la noche hablando y bailando (menos Cris y yo, que poco antes de irnos fundamos el comité anti-baile) mientras María y yo nos ocupábamos de hacer las pizzas y Pablo de cortarlas.

Además había una tarta sorpresa para Edu, porque no olvidemos que todo esto era una excusa para celebrar su cumple.


Sobre las dos se fueron todos menos Carolina y don Rodrigo, y después de un mini tuppersex que a juzgar por cómo lo pidió Carol parecía preparado, también se fueron, y nosotros recogimos lo más gordo, hicimos la cama para los libreros y nos fuimos a dormir.

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