De cocineros comprometidos, configuradores de móviles y planeadores de viajes

Por la mañana quedamos para desayunar con María y les llevé algunas palmeritas de las de ayer, pero María fue tan lenta que se quedó sin ninguna.



Estuvimos un rato hablando hasta las 12 y algo que nos fuimos, y al llegar a casa me encontré con que me había llegado el nuevo móvil.



Pero aún con todas las ganas que tenía de configurarlo había comprado los ingredientes para hacer falafel para comer, así que como un cocinero comprometido lo dejé en la caja y me puse a prepararlos. Después de que se deshicieran un par de bolitas en aceite hirviendo se me ocurrió congelarlas antes y con eso por lo menos conseguí que se quedaran bien, pero como tampoco lo he probado nunca no sé si me salieron bien (aunque yo diría que no mucho).


Ahora sí, pasé la tarde entera configurando el móvil, pasando las 4 cosas que quería conservar al PC, formateando la SD para empezar de 0 y luego reinstalándolo todo en el X3.

Por la noche quedamos en el Marqués con Fer y estuvimos un rato tonteando con la nueva cámara.


También me reencontré con Natalia, que ha sobrevivido a incontables complicaciones médicas desde la última vez que nos vimos.

También terminamos de hablar los detalles del viaje a Toledo de mañana, como a qué hora salíamos, y los madrugadores terminaron ganando el debate.

No nos fuimos muy tarde; a las 12 nos estábamos despidiendo y a la 1 ya estaba en la cama.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De hamburguesas para llevar

De programmers y runners

De tanatorios y purpurina