De despedidas borrosas, visitas a piso prometedoras y noodles nativos

 Aunque me puse el despertador a las 7 y media estuvimos media horita más en la cama porque sí. Por la noche lo habíamos dejado todo preparado, así que cuando nos levantamos fue cuestión de minutos estar vestidos y listos para irnos.

Acompañé a María a la estación de Paco de Lucía y antes de que se perdiera en la lontananza intenté hacerle una foto.

María es la mancha borrosa blanca de la derecha

Volví a Meteo y estuve hasta casi las 7 haciendo tiempo para la visita al piso de las 8 en Hortaleza. A las 7 salí y después de 40 minutos en metro, 2 transbordos (Paco de Lucía → Plaza de Castilla →Pinar de Chamartín → Hortaleza) y un paseo llegué a la parada.

En el piso estaban viviendo una señora y su hija que se iban a ir la segunda intentó venderme los muebles que no querían; era como si estuviese paseando por una exposición del Ikea con una trabajadora al lado explicándome las especificaciones y los precios de los muebles.

Cuando terminó la exposición le grabé un vídeo al Edu.
 


La visita duró una media hora y cuando terminamos Bea, Carol, Cris y Rodri me estaban esperando fuera para tomar unas cerves en el bar del otro día, La Bodeguita, hablando de mi futura vida en el barrio.

A las 9 y media empezó a hacer bastante frío así que optamos por separarnos, pasando por un chino a comprar unos noodles por recomendación del Rodri.


El real deal


50 minutos después llegué a casa y el gatete de siempre estaba tumbado en la puerta buscando cosquillitas, y después de tamearle un ratete me siguió hasta dentro de casa pero tras satisfacer su curiosidad no tardó mucho en pirarse.


Cené viendo un refactor de un tower defense en Python, estuve un ratete con el Nioh y ahora me han dado las 2 de la noche y estoy terminado la entrada de hoy para irme a dormir rápido.

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