De promesas de fotos y piscinas okupadas

Por la mañana, por fin sano y con energía, me pasé por Macondo para recoger el pedido que había hecho de los los primeros libros de Nuncanoche. Carol y Rodri llegaron al poco directamente desde Madrid, y tras charlar un ratete se fueron al piso y a los pocos segundos se fue María.

Macondo se empezó a llenar bastante y se iba haciendo tarde, así que optamos por irnos a casa pasando de camino a comprar un bote de spray para las aventuras de bricolaje de María, y antes de irnos delegué en María como mi recordadora de fotos personal a cambio de una cena casera del afamado chef Gómez-Portillo.

Álvaro tenía la casa sola todo el finde, y aunque la idea era comer allí con los compadres mi hermano y yo también estábamos solos en casa y me quedé con él y comimos unas gyozas de pato mientras veíamos Last Vegas.

Sobre las 5 y media quedé con María para ir a juntos a casa de Briñas, y cuando llegamos nos esperaba una partida al Bang.


Estuvimos de chill el resto de la tarde jugando al ring of fire y a algunas otras cosas que la cascada ha borrado de mi memoria.

Todo normal por aquí

Por la noche, un grupo terrorista liderado por los libreros tomó el patio por las armas y prohibió pasar a nadie bajo amenaza de muerte; nuestra única opción era negociar a través del diálogo, pero sus promesas de amnistía eran vanas y en cuanto alguien salía al patio lo acribillaban a disparos (de agua).


Al final se impuso la concordia y todos pudimos volver a ser amigos y cenar en familia. Estuvimos un ratete jugando a los lobos hasta más o menos las 2 y nos hicimos todos una foto antes de irnos.


En el último momento María se acordó de su papel en el correcto funcionamiento de este blog y nos hicimos una foto trapera.

Too much trap

Cuando nos despedimos acompañé a María a casa y nos sentamos en un banco un ratete a hablar de la noche. Como empieza a ser  costumbre se nos acabó liando y hasta cerca de las 4 no me metí en la cama.

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