De depredadores del agua y bases militares americanas

Por la mañana quedamos todos menos Irene y Diego, que se quedaron durmiendo un poco más, y bajamos a la playa. Estuve jugando un rato a las palas con Antoñete y, cuando se cansó y se tumbo un rato al sol, me fui a dar una vuelta por Cortadura.

Al volver Diego había bajado con su tabla de surf y Antoñete estaba intentando (sin éxito) domar la bravía espumita. Me metí con él para sujetarle la tabla y empujarle también sin éxito, y cuando se salió me quedé en el agua para intentarlo, de nuevo, con el mismo éxito.


Después de comer estuvimos chillin' en el salón y a las 7 fuimos a Rota todos menos Rafa, que se quedó para hacer unas gestiones con Nidia. Tras 45 minutos en el coche de Diego con Extremo y Fito sonando llegamos al parking del centro, aparcamos, unos amables señores que se iban ya nos dieron su ticket y fuimos a dar una vuelta por el paseo marítimo, y según pasábamos sitios me iba acordando de otros años cuando vinimos con padre y madre.

Llegamos hasta el Atlántico Park y dimos la vuelta hasta el Kiosko Camaleón, donde Irene se invitó a una ronda y Diego y yo probamos por fin la Salitos.


Después fuimos al Me Gusta (con el logo en tipografía idéntica a la de Coca-Cola) y Antoñete y yo no nos decidíamos entre las dos mismas hamburguesas así que nos pedimos una de cada y las partimos por la mitad para compartir.



Dimos una vuelta hasta la plaza de la Cantena, que llenan de puestos de libros en agosot (la había estado buscando en maps antes pero no tenía ni idea de dónde caía, y la terminamos encontrando por casualidad), dimos una vuelta por todos los bares llenos y terminamos en el Paddy Irish Pub jugando a los dardos después de esperar en una mesa a que se liberara la única diana que había.

Bullseye


A mitad de la partida, en la que Sara solo acertaba al 19, entró un policía al bar y de la manera menos amable que se le ocurrió nos gritó que no podíamos estar de pie y que nos fuéramos corriendo si no queríamos que nos denunciara, así que le hicimos caso y nos fuimos del bar.

Desanimados tras otro incidente con la policía callejeamos un poco más y volvimos al parking.


Antoñete puso la canción de Puta policía de Narco a todo volumen y pusimos rumbo de vuelta a Cádiz.



Al llegar al piso, reventados del día, nos fuimos a dormir corriendo. 

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