De helados hiperglucémicos y de ajedrecistas expertos

Por la mañana nos bajamos Rafa, Fermon, Antoñete y yo a la playa a jugar al futbol. Estuvimos dando unos toques hasta que nos dimos cuenta de que casi siempre con tanto viento la pelota salía volando al agua, así que dibujamos unas porterías en la arena y jugamos un 2v2 hasta la 1.

El Rafa y yo tuvimos un choque de pies y me volvió a doler y a poner un poco morado el dedo dedo índice del pie izquierdo, que creo que me torcí en una mala caída haciendo surf hace un par de meses (pensaba que no fue nada grave, pero que me vuelva a doler hace que me preocupe) (pero no tanto como para ir a ningún sitio a que me lo vean).

Para comer, estando 6 en el piso, hicimos turnos para cocinar y después Diego e Irene se fueron a su cuarto a ver Blow the man down a recomendación mía mientras nosotros nos quedábamaos en el salón; los madrileños viendo el fútbol mientras yo seguía leyendo Medio mundo

Irene se fue cuando Antoñete y Sara llegaron y fuimos todos a nuestra heladería de confianza a por unos gofres con helado, el mío de pistacho con chocolate blanco; al final resultó ser incluso más azúcar que el que había anticipado mi páncreas y tuvo que generar una segunda hornada de insulita.

Nos fuimos los de esta mañana con la idea de jugar a algo en la playa, así que Diego y Sara se fueron a dar un paseo, pero a mitad de camino nos dimos cuenta de que nos apetecía más bien poco, así que bajamos por la playa hasta Cortadura, luego subimos hasta casi Santa María y volvimos al piso.

Habíamos estado hablando de ajedrez y resultó que al Fermon le gusta mucho y juega a diario, así que al subir jugamos un par de partidas mientras lo casteábamos en la tele para deleite de Rafa, Antoñete y Diego. En la primera la cagué varias veces por mover sin pensar y me destrozó, pero en la segunda, ya caliente, terminamos en tablas.

Mi plan de la noche era acostarme pronto, pero Fermon se va mañana muy por la mañana y se quedó jugando al LoL con Dieguete mientas lo casteaban en la tele, así que me quedé leyendo mientas los veía.

Cuando terminaron le dimos un abrazo fraternal a Fermon y nos prometimos que nos veríamos en Madrid cuando volviera, y a las 2 me metí en la cama.


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