De volleys y frisbies

Para comer el Diego se marcó una ropa vieja sucia, y después de comer nos bajamos a la playa. Nos encontramos con una de las chicas del otro día que resultó jugar en un equipo al volley, así que tras desistir intentando deshacer los nudos en la red la pusimos como pudimos y jugamos media horilla.

Después estuvimos dando toques y jugando al frisbie y el Antonio se marcó unos malabares increíbles con unas pelotas que le hizo su madre antes de irse a Granada por si lo de estudiar al final no salía bien.



Sobre las 7 subimos a cambiarnos y el Diego nos acercó a los 4 al Mercadona,y a la vuelta se fue al roco. Al volver ya estaba en casa Rafa, que acababa de terminar el curso de fotografía, y estuvimos charlando mientras me hacía unos filetes de merluza con manzana a la plancha para cenar.




Por la noche volvimos a quedarnos los 3 en el salón hablando mientras hacíamos movidas de fondo.

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