De doctoras cum laude y trenes retrasados
Por azares del destino, el día siguiente de volver de Egipto era el cumpleaños de Rocío y la defensa de su tesis doctoral, así que me pedí medio día para ir a verla.
Por la mañana estuvimos preparándonos.
Y fuimos en coche a la facultad de Historia, donde conocí al equipo de Dinorama antes de la defensa.
La defensa fue una demostración absoluta e impecable de virtuosismo historiador, y el tribunal se deshizo en halagos al trabajo brillante que había presentado. Finalmente, y para sorpresa de nadie, la declararon doctora con la máxima nota posible.
En Málaga es tradición que el doctorando ya doctor vaya a comer con el tribunal así que Jose, Pablo, Dani y Héctor nos fuimos a comer al Matahambre, un restaurante cerca.
A las 4 volvimos al piso y yo me quedé para trabajar un rato mientras salía mi tren y los demás se fueron con Rocío.
A las 5 y media salí a la estación y a las 6 me monté en el tren.
Y me pasé el viaje trabajando.
Aunque había un trasbordo en Córdoba y el segundo tren se retrasó.
Llegué a casa a las 9 y tras cenar algo, deshacer la maleta y recoger las cosas, y con el cansancio acumulado de casi 2 semanas que llevaba encima, me acosté poco después (aunque no sin antes poner a descargar el Assassins Creed Origins).
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