De outfits hidrófugos y regalos adelantados
Tras un día sin sobresaltos, por la tarde me preparé para la cena de navidad, pero estuvo lloviendo a raudales así que opté por completar el outfit con mis botas de montaña.
Cenamos en el antiguo Abrasador, acompañados de unas cuantas carcomas del pan, y disfrutamos de los diversos entrantes y entremeses mientras hacíamos hambre para los chuletones de Ávila Bolaños.
Y como Natalia no iba a estar en la entrega de regalos de mañana, cuando terminamos de comer le dió el regalo a su amigo invisible, que resulté ser yo.
Luego unas fotos.
Y finalmente los reales fuimos a tomar una última al único bar abierto, el Tagomago, antes de irnos a dormir.
Comentarios
Publicar un comentario