De equilibrios cuestionables y escritores atrasados

Después de pasarme la última semana durmiendo en camas ajenas, la primera noche con dos almohadas fue fastuosa.

Sigo sin estar full 100% sano así que por la tarde fui a Asterio. De camino, en un alarde de psicomotricidad tropecé yo solo y caí sorprendentemente despacio, con lo que solo me hice un arañazo en la mano.

Es lo más emocionante que me pasó en el dia

A la vuelta pasé por Macondo y me quedé una horilla con el librero de guardia, que resultó ser Álvaro, y a las 8 volví a casa para hacer llamada con Jose y Pedro y empezar a reservar algunos de los apartamentos de Albania.

Luego hice unas empanadillas con Madre para cenar y ahora llevo una horilla terminando las entradas de estos últimos días antes de irme a dormir.
 

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