De cocineros quemados y finales espurios
Hice unos lomos de salmón a la plancha para comer y, cuando no estaba ni siquiera cerca de la sartén, unas gotas teledirigidas de aceite hirviendo atravesaron media cocina para caerme en la mano como brea ardiendo.
Aunque la idea de la tarde era salir a correr decidí que estaba siendo mucho deporte para una semana y me quedé jugando.
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