De calor diurno y sangre nocturna
Terminé de currar un poco antes de las 6 y no se me ocurrió nada mejor que salir a correr por la misma ruta que hice la última vez con el Diego. Gravísimo error, porque las temperaturas han subido 87 grados y casi fenezco de un golpe de calor.
Después de cenar quedé con María para dar una vuelta y tras un accidente que casi hace que pierda la mitad de mi peso corporal en sangre conseguí llegar vivo a casa.
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