De marcapáginas policromáticos y planificadores de viajes

No sé si conté esto en el blog pero poco después de abrir Macondo, hace ya un par de años, estuve barajando ideas de negocio con los maconders y se nos ocurrió vender marcapáginas, idea nada descabellada partiedo de que es una librería, pero lo fuimos dejando y la idea cayó en el olvido.

Pues aprovechando que tenía que ir a mi reprografía de confianza a imprimir los pajaretes, estuve maquetando unos 20 marcapáginas (todos dibujos sacados de internet sin el menor pudor), mi reprógrafo de confianza me los imprimió y plastificó y se los ofrendé por la mañana al librero de guardias, que como siempre que voy resultó ser Jaime.

Si los compras todos te puedes hacer un abanico

Mañana es fiesta en Madrid así que si voy a la ofi hago un 2x1; me quito uno de los 3 días para ir de encima y me dan un día de vacaciones, así que curré hasta las 6 y el (escaso) resto de tarde se me fue mirando cómo sacar bonos de AVE, las diferentes combinaciones de cercanías que tenía al llegar a Madrid y cocinándome una pasta con una receta inventada de bacon, dátiles, nueces, albahaca y nata que resultó no estar tan bien como en mi cabeza.

Por último, antes de hacer la cena pegué los pajaretes en la pared.

Con unos marquitos quedarían bastante mejor y la gravedad los enderezaría

Y por la noche el plan de chill de siempre en el salón hasta las 12, que me acosté prontito para madrugar como un desgraciado.

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