De conquistadores revulsivos, dioses del trueno y dédalos ominosos

Según acabé de telecurrar, sin parar ni para estirar un poco, estaba abriendo Steam para una quedada de conquistadores.



Cuando terminamos me duché y vestí corriendo y fui a casa de Jaime, fuimos a por María y de ahí directos al cine a ver la nueva de Thor.

En la puerta nos encontramos con Prado, una amiga del librero que se había apuntado al plan, y como habíamos comprado las entradas por internet (con el consiguiente añadido de 0.50€ que nadie entiende) subimos del tirón.


Cuando acabó la película y María terminó de secarse las lágrimas volvimos al coche y llevamos a Prado hasta su casa, un destino que solo conocían Jaime y ella.

Subimos por Ciu pasando puerta de Toledo, nos desviamos por una recóndita carretera escondida y poco a poco nos fuimos adentrando en un laberinto de oscuridad en mitad del campo donde perfectamente podrían haber matado a un puñado de niños hace una década.


Con la única guía de Prado como sherpa nos fuimos adentrando más y más en aquella maraña de chalets siniestra hasta que nos cruzamos con una pandilla de chicos descalzos con linteras mirándonos fijamente. Justo cuando empezamos a persignarnos Prado dijo "anda, si son mis primos" y se bajó del coche para quedarse con ellos.

Aún flipando, dimos la vuelta todo lo rápido que nos permitió el coche y salimos sin mirar atrás.

Jaime nos dejó en nuestras respectivas casas, cené, un par de Unites y a la cama.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De hamburguesas para llevar

De programmers y runners

De tanatorios y purpurina