De tacos picantes, tazas pintadas y helados con fruta
El plan del día era comer en el centro y pasar el resto de la tarde por allí, así que me volví a levantar a las 6 de la mañana prácticamente como un héroe que se sacrifica por su país.
Salí de meteo a las 2 y media con la idea de encontrarme con María en la vía de Plaza de Castilla que nos llevaba al centro. Hasta aquí es un plan sin fisuras, pero como soy medio retrasado me subí en el que iba en sentido opuesto, no me di cuenta hasta que se cerraron las puertes y tuve que cambiar de sentido en la siguiente parada.
Nos encontramos en Valdeacederas y media hora de metro más llegamos al Takos al pastor. Pensábamos que por ser un martes a las 3 y algo no habria mucha gente, pero nos comimos media hora de cola hasta que pudimos pasar.
Pedimos uno de cada taco, un par de quesadillas y una jarritos y estaban incluso más buenos que los de la taquería del sábado.
Salimos rodando el sitio y pensando en ir a tomar un café acabamos en el Media Mark que hay justo en frente mirando electrodomésticos.
En la planta de arriba había teclados mecánicos, móviles y tablets y por supuesto también perdimos un rato ahí.
María también dio sus primeros pasos en el mundo del gaming.
También tenían lámparas circulares de influencers, que por supuesto probamos también.
Cuando no quedó gadget por probar dimos una vuelta hasta llegar al Fnac y nos pasamos otras 4 plantas dando vueltas.
Dimos una vuelta buscando qué taza pintar mientras el resto de personas terminaban de llegar y tras un curso intensivo de un minuto y medio de pintar tazas nos pusimos manos a la obra.
Lo peor era dibujar las líneas finitas con unos botes con aplicadores, pero después de 5 corazones el sexto me salió bien.
Al final quedaron bastante monas je. Tuvimos que dejarlas una semana para que las hornearan, así que volveré por ahí la semana que viene.
A lo tonto estuvimos 2 horas y media pintándolas y a las 10 cuando salimos ya era de noche. Fuimos a cenar añ mercado Yatai y tras 5 minutitos escasos de cola pasamos a comprar unos noodles con pato frito, lo mismo que pedimos la última vez que fuimos, y aunque buenos no estaban tan espectaculares como la última vez.
El plan era no cenar mucho para comprarnos un yaoyao de camino al metro, al que le echamos toda la fruta que pudimos para creernos healthy.
Tras otra media hora larga de metro llegamos a casa casi a la 1, compramos los billetes para volver a Almagro y tras tocar la cama no tardaomos mucho en caer rendidos.
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