De libreros gamers y relojeros somnolientos

Esta vez empecé a trabajar a una hora razonable y en el descanso de las 11 me acerqué a Macondo a jugar un par de partidas con mi librero favorito (Álvaro no suele leer el blog así que no tiene por qué enterarse).

Al volver a casa pude sacar algunos ratos para hacer arroz a la cubana y al terminar de currar, sobre las 6, estuve ordenando la ropa de Semana Santa, mi habitación en general y haciendo la maleta.

Por la noche jugamos un par de partidas al Pkm y a las 12 ya estaba en la cama para madrugar mañana (aunque al final y desde luego no para mi sorpresa se me lió y acabé viendo vídeos de reparar relojes hasta la 1).


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