De reyes campechanos, puertos conflictivos y desfiles militares

El despertador sonó a las 7 y media y Puri y Bea fueron las primeras en ducharse. Mientras terminaban, los demás nos fuimos desperezando y cuando terminaron bajaron al Lidl de abajo a comprar algo para desayunar mientras el resto nos duchábamos.

Cuando nos levantamos el día pintaba regular y me arrepentí bastante de no haber dado un par de vueltas más buscando unas botas de agua en Madrid, aunque al poco tiempo el cielo se despejó totalmente.


Las vistas desde la ventana del hostal

A las 10 teníamos el free tour que reservamos con Dinturia que empezaba en la plaza del ayuntamiento, pero tardamos menos de lo esperado en terminar así que dimos una vuelta por los alrededores. Andamos mucho e hice bastantes fotos a sitios con poco criterio, así que voy a ir pegándolas por donde pueda.


Llegamos a la plaza antes de tiempo 

Por toda la ciudad había un montón de estatuas de este estilo


Eventualmente llegamos a este parque pero no nos daba tiempo verlo por dentro


Cuando llegamos a la plaza buscamos los paraguas rosas, nos acercamos a dar el nombre de la reserva y la mujer argentina que nos iba a hacer de guía (juraría que se llamaba Camila) se presentó diciendo que llegó a Copenhague hacía 4 años y que se enamoró de la ciudad y de un danés y que si no fuera por eso se habría ido por lo largos y oscuros que son los inviernos.



Salimos un poco después y fuimos dando una vuelta por el centro mientras Camila nos explicaba un poco de la cultura danesa y cómo se basaban en tres principios (o eso decía ella); confianza, independencia e igualdad. Con respecto a lo último nos contó que la primera persona trans reconocida, Lili Elbe, era oriunda de allí (de lo que se inspiró la peli La chica danesa), quien le pidió permiso explícito al rey para operarse.

También nos contó que todos los reyes de Dinamarca se llamaban Frederik o Christian, y la que le liaron al que reinaba en la segunda guerra mundial cuando los nazis le fueron haciendo el lío poco a poco hasta que tuvo que entregar el gobierno, les cerraron cualquier comunicación y aún así se bajaba a hablar con la gente y contarles lo que estaba pasando fuera. El pueblo le querían tanto que poco tiempo después se dedicaron a cavar túneles para sacarle del país antes de que le pudieran hacer nada.

Al fondo hay una estatua ecuestre con el rey

Luego nos contó que los bebés están curtidos en el frío desde pequeños como espartanos, cuando sacaban las cunas a los balcones a -10 para que durmieran la siesta.

Las casetas rojas son parte del mercado al que iríamos por la noche

Entre historia e historia llegamos a una cafetería cercana donde paramos media horilla a descansar e ir al servicio, y tuvimos la mala idea de pedir 3 ó 4 cafés y nos clavaron 5 pavos por cada uno.

Sobre las 12 salimos y seguimos dando una vuelta hasta el canal Nyhavn, que lejos de la zona turista que es hoy hace 200 años era literalmente la peor zona de la ciudad; los barcos cargados de mercancías atracaban allí y era un hervidero de bares baratos, prostitutas enfermas y marineros iracundos.




De ahí fuimos al Amalienborg, la residencia de la familia real, una plaza roeada de 4 palacios con una estatua en el medio y vistas directas a la Iglesia de Frederik o de Mármol.



Camila también nos contó que, como la mitad de la ciudad, estos palacios también se habían quemado y como el rey no tenía dinero para reconstruirlo una familia de nobles se ofreció a cambio de que se convirtiese en su residencia de verano.



Llegamos al cambio de guardia, que en general es bastante vistosa pero ese día en particular algún miembro de la familia real estaba en uno de los palacios por lo que también salió la banda de música.



Nuestra visita terminó cuando la banda se perdió se fue, y nos quedamos un rato en la plaza charlando con la guía sobre comida típica y otros sitios interesantes para ver en la ciudad, le pagamos y nos fuimos andando al norte a ver a la sirenita, no si antes hacernos una foto todos juntos.


De camino a la Den Lille Havfrue pasamos por Kastellet, una especie de laguna artificial con la iglesia de San Alban y la fuente de abajo desde la que se veía estatua de un ángel en el parque Langerine, que está al lado.


La fuente al lado de la iglesia

La estatua del ángel

Y un par de fotos de la iglesia.

El fotógrafo

La fotografía

A 5 minutos andando estaba la Sirenita, que resultó ser un poco decepcionante. Siendo lo más emblemático de Copenhage me esperaba un acantilado con una estatua imponente en la punta desafiando al inclemente mar danés, pero nos encontramos dos piedras y una de medio metro que bandalizan continuamente.


No tardamos mucho en irnos. Volvimos a la plazoleta de Amalienborg y de ahí fuimos a ver la Iglesia de Mármol, aunque solo por fuera.


Intentamos hacer una foto todos saltando pero esto fue lo mejor que salió

Con todo esto nos dieron las dos y empezamos a tener hambre. A sugerencia de la guía (y de nuestra economía) buscamos un puesto de perritos para probar los famosas salchicas rojas o rødepølser, que se hizo famso hace 100 años cuando los vendedores empapaban las salchicas que ya estaban regular en un aliño rojo para poder seguir vendiéndolas.

Pasamos por una plazoleta y de casualidad tenía uno de estos puestos, así que paramos para comer algo.

El puesto está ligeramente abajo y a la izquierda


Además de la salchica, que la verdad es que no tenía un sabor especial, lo sirvieron con cebolla frita, pepinillos y varias salsas.


Cada uno pedimos uno, los devoramos rápido y seguimos con nuestra vuelta, esta vez a la residencia de Claudia a verla y pasar por el baño, y para ir atravesamos los Jardines del Rey (o Kongens Have) desde donde se ve el el castillo de Rosenborg.


Cuando llegamos a la residencia Claudia abrió la puerta y pasamos al edificio, que tiene una plaza enorme en el medio.


Los baños estaban en un edificio aparte, y al bajar a ellos parecía que estábamos en un complejo militar.


Cuando todos estuvimos listos seguimos paseando al Palacio de Christiansborg, donde podíamos subir gratis hasta la torre más alta desde la que se veía toda la ciudad.

Pequeña digresión: estoy pensando que no lo he dicho pero recomiendo encarecidamente a cualquier lector que se de una vuelta por los links que voy poniendo a Google Maps en 3D (Ctrl, pinchar y arrastrar), es una flipada lo rápido que va y lo bien que están hechos y texturizados los modelos.


Cuando llegamos pasamos un pequeño control y subimos en un par de ascensores y un tramo de escaleras hasta llegar a la torre, donde nos quedamos un rato.


Cuando nos decidimos a bajar a ka mayoría nos dio pereza volver a esperar a los ascensores así que vimos unas escaleras e improvisamos la bajada.


Cuando llegamos abajo vimos a un chaval con cámara de varios cientos de euros y pensamos en pedirle que nos hiciera una foto con el ojo de pez del móvil del Álex para que se viera todo el palacio, pero por lo visto el chaval no pensó lo mismo y esto es lo mejor que supo hacer antes de irse.



Nos fuimos del palacio sobre las 3 y media, y en lo que tardamos en volver a Nyhavn empezó a anochecer (y en pleno invierno danés apenas hay unas horas de sol).



De nuevo intentamos hacer una foto grupal pero esto es lo mejor que conseguimos.



Dimos una vuelta por la zona mientras terminaba de ponerse el sol e hice un algunas fotos desenfocadas.


Con la dieta hipocalórica que estábamos siguiendo empezábamos a notarnos faltos de energía y el empujoncito para merendar (a las 4 y poco de la tarde) fue un puesto de crepes que había por la zona regentado por dos chicas argentinas.


Nos sentamos unos minutos al borde del canal a comer, fuimos al baño y seguimos nuestra visita al mercado de la Højbro Plads. Una plaza que en navidad llenan de puestos de comida.

Había un bar cerca, el Illumi Rooftop, al que es gratis subir y desde el que se puede ver toda la plaza iluminada.

El mercado está a la izquierda

Llevábamos desde que nos levantamos dando vuetlas y empezábamos a estar cansados así que buscamos una mesa libre y nos sentamos a planear nuestros siguientes movimientos mientras probábamos el vino especiado caliente, los pretzels y las hamburguesas.


Había una clara divisón en el grupo; unos querían salir de fiesta y otros preferíamos estar de chill así que compramos perritos para cenar y Dani, Alex y Pablo se fueron al hostal y los demás nos quedamos un rato más por allí.

Un reto después fuimos a comprar un paquete de cervezas, lo subimos disimuladamente a la habitación y nos las bajamos mientras hablábamos de la vida y poco después bailábamos.



Sobre las 11 salimos de bares y terminamos en uno cerca de la plaza del ayuntamiento, uno de los pocos con entrada gratis.



Para pasar tuvimos que "enseñar" el pasaporte covid, porque el pavo no es que no escaneara el código QR, o que no nos pidiera los DNI para comprobar que coincidiera con el nombre, es que ni siquiera hizo un amago con leerlo, pero imagino que es lo que le mandarían desde arriba. 

Dentro había demasiada gente, no aguanté mucho más de 5 minutos y me salí a dar una vuelta por la zona.



Bea y Adri hicieron lo mismo a la media hora, y quedamos para dar una vuelta rápida por el parque que vimos por la mañana y al que no pudimos pasar por tiempo y volvimos al piso. El resto tardó en llegar lo mismo que Adri en ducharse, y después de ponernos los pijamas estábmos tan cansados que caímos todos rendidos rápidamente.

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