De cibercompras, runners solitarios y gamers nocturnos

Tras una pequeña interrupción a las 9 del enfermero septuagenario Juan para cambiarle los apósitos al Diego, seguí programando sin más percances hasta las 2, comimos todos juntos y seguí currando hasta las 5. A lo largo de la tarde también terminé de escucharme la discografía de Tierra Santa y de hacerme una lista de reproducción en YouTube con las mejores.

En el piso estamos todos bajo mínimos, y el Día no nos convence, así que la idea de la tarde era ir con el Rafa a avituallarnos al Mercadona al que antes íbamos en el coche del Diego, pero después de pensarlo mejor nos dimos cuenta de que en vez de darnos un paseo de 25 minutos para ir y otro cargados con bolsas para volver podíamos pedir online, y repartir los gastos de envío, y eso hicimos. El pedido viene mañana por la tarde.

Antoñete vino en mitad del pedido, justo a tiempo para darnos recomendaciones, porque es difícil inspirarse sin ir por los pasillos viendo ingredientes. Luego él y el Rafa se fueron a dar una vuelta y yo me hice una quick tabata en el salón y me fui a correr en fartlek por el paseo marítimo (en realidad correr no me enfadada tanto como pudiera parecer en la foto).


Al volver puse a hacer un muslo de pollo a la plancha mientras me duchaba, cenamos todos en el salón y me puse a jugar rankeds del Rocket hasta casi la 1 de la noche.

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