De antivíricos y vástagos

Por la mañana he estado hablando con Ramonis mientras iba al centro de salud y le diagnosticaban una enfermedad erradicada desde el siglo XVI.

Al terminar de trabajar he ido a instalar el SSD M2 que pedí por Amazon el viernes y tras colocarlo sin problemas el USB Live de Windows 10 no me lo encontraba, y desde la BIOS igual. Total, que después de pasarme como 20 minutos buscando en foros y páginas en idiomas rarísimos he caído en que lo compré SATA y el puerto de mi portátil es PCIe, así que lo he devuelto y me he acercado a la tiendad de informática del pueblo a por el que necesito. Y la pava ha caído en la misma trampa; me ha intentado vender un SATA, así que después de explicarle la diferencia (que acababa de aprender) y de decirme que no tenían me he pirado a casa de mi hombre Nitro a rendir tributo a su vástaga con un body rosa de Hollow Knight chibi.

Después de conocerla y estar un rato mirando movidas de Blender ha venido mi otro hombre Jose y hemos estado hablando un rato todos (menos el bebé) y sobre las 7 y algo hemos vuelto juntos a casa mientras me contaba las becas locas que le van a dar para irse a vivir un año a Hamburgo.

Mientras hablábamos en la puerta de casa (porque vivimos enfrente) ha venido mi otro hombre Briñas a recogerme y les he dejado hablando mientras me cambiaba de ropa. Luego hemos corrido 30 minutazos a un ritmo bueno como auténticos titanes del running y al llegar a casa me he puesto a mirar Iron Men para apuntarnos.

Paralelamente, en Cádiz, mis hombres Diego y Rafa se estaban mudado al piso de la calle Caracolas en primera línea de playa. 




Y por la noche hemos visto Tiempo Límite mientras cenábamos unas fajitas de maiz con pollo y guacamole.

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