De baterías nuevas, rooftops infinitos y campeones de apnea
El plan del día era ir a la antigua ciudad de Butrinto y nos levantamos pronto para intentar evitar a toda costa tanto la previsible aglomeración turística como el calor extremo que nos acompañaba esos días. A las 8 estábamos bajando a desayunar con Jon y Sergio. Por algún motivo habíamos comprado tal cantidad de galletas que nuestra despensa parecía el centro logístico internacional de Cuétara Cuando bajamos a por el coche descubrimos horrorizados que los esfuerzos heroicos del día anterior del padre de la familia que regentaba el alojamiento habían sido en vano, puesto que el coche volvía a no arrancar, presumiblemente porque la batería volvía a estar descargada. Desesperados, expusimos nuestra situación a otro huésped del alojamiento, de nacionalidad holandesa, que con una confianza ciega en sus capacidades (le faltó un “sujétame el cubata” en holandés) nos confirmó que pod...