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De trenes malagueños y entrevistas italianas

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Casualmente mi madre también tenía un ave de madrugada para pasar el día a Madrid, así que los dos nos levantamos a las 6 y poco y fuimos a Ciudad Real. Mi tren salía a las 7 y cuarto y el suyo un poquito después, así que se quedó tomando un café mientras yo ponía rumbo a Málaga. Obviamente pasé el trayecto telecurrando con el hotspot del móvil. Y llegué a Málaga a las 9 y media. Fui dando un paseo hasta Huelin y quedé con Jose y Rocío en el Lucys para desayunar antes de ir al piso a seguir trabajando. Jose se fue a dar clase por la tarde, me quedé con Rocío poniéndonos al día y cuando volvió salimos a dar una vuelta por el paseo marítimo y a tomar una cervecita. Volvimos al piso para preparar la cena y estuvimos viendo la Revuelta  mientras echábamos unos Unites. Rocío, con su C2 en italiano, se partía Y antes de las 12 nos estábamos acostando.

De cascotes y maletas

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Con el viaje voy a estar un par de semanas sin correr así que a las 5 quedé con Alberto para una vuelta rápida a la vía verde y unas dominadas. Luego fui con Padre a tirar los escombros que han salido del garaje. Terminé de trabajar y pasé el resto de la tarde y noche terminando la mochila para Egipto. 

De auriculares perdidos y repelentes bioquímicos

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Como aún me quedan un par de viajes en el bono y preveo que a final de mes me va a apetecer aproximadamente 0, fui a Madrid por la mañana viendo Solo leveling , que me recomendó Elena ayer. La movida es que el tren llegó un poco antes que otros días y si era rápido me daba tiempo a llegar al cercanías. Así que salí casi corriendo y, con las prisas, me dejé el estuche de carga de los auriculares, que sospecho se quedó en el asiento.  Y por supuesto no me di cuenta hasta que llegué a la oficina e intenté guardar los cascos en una caja que ya no tenía. Estuve buscando en la página de objetos perdidos de Adif pensando que nadie querría una funda de auriculares vacía pero a fecha de escribir estas líneas aún no ha aparecido. Al volver a Atocha por la tarde me pasé por la oficina de objetos perdidos a ver si había otro protocolo que no conocía, pero me dijeron que suerte dándole a F5 en la página esa. Cuando llegué a Almagro me pasé por una farmacia buscando...

De septuagenarias cumpleañeras y canciones sectarias

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Después de comer fuimos al campo de Carlos a celebrar el 79 cumpleaños de su madre. Y al volver estuvimos escuchando nuestra nueva canción favorita. Y con lo poco que me quedaba de tarde estuve pasando las fotos del móvil al PC para tener espacio en Egipto y preparando algunas cosas antes de ponerme al día con las entradas de esta semana y acostarme prontito para ir mañana a Madrid.

De runners previsores

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Por la mañana estuvimos llevando la hormigonera y algunas cosas más de la obra al campo. Pasé el resto de la mañana preparando algunas cosas para el viaje, a las 6 quedé con Alberto para correr y hacer unas dominadas para prepararnos para la Survivor del mes que viene. Al volver a casa me duché y pasé el resto de la tarde con los amigos mayos de mis padres mientras me enseñaban a ponerme el traje. Luego fui a casa de Carlos a cenar con los nitros y estar un rato con Elara y a la 1 y poco nos fuimos a dormir.

De ropas folclóricas y chefs nocturnos

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Llegué a Meteo muy pronto para poder irme a casa poco después de comer. En Ciu me esperaba madre y fuimos a una famosa mercería local a comprar la ropa de los mayos. Dimos una vuelta por el centro buscando un pantalón de pana negro y como no había por ningún sitio al final me compré un vaquero negro. Mañana vienen los amigos de mis padres a comer por el cumple de Madre y estuve terminando las carrilleras y el baklava de un menú que preparamos estos días. Y un poco antes de las 10 fui al Castillo a cenar con los Macondos. Terminamos a las 11 y poco y como los Nitros estaban en casa del Carlos y Pedro está este finde por aquí me fui a verlos y a hablar del inminente viaje a Egipto hasta la 1.

De fábulas búlgaras

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El tren que me llevaba a Madrid se retrasó 10 minutos, hizo que perdiera el cercanías y me tocó esperar 40 minutos en Atocha. Llegué casi a las 11, igual que el Hristo, y pasamos el resto de la mañana con la tarea de RabbitMQ. Estaba especialmente nostálgico y me estuvo contando algunas historias búlgaras. Por un lado, la historia de la abuela y el gallo; durante la ocupación otomana, una abuela búlgara escondió a unos niños para evitar que fueran capturados. Cuando llegaron los soldados, mató un gallo y derramó su sangre frente a la casa para que creyeran que otro grupo anterior ya había matado a los niños, salvándolos. También la movida de la pulsera roja y blanca que llevaba, las  martenitsi , para celebrar la llegada de la primavera y cómo la profe que tenía de pequeño le contaba que tenía que estar preparado para una futura invasión turca. A las 7 salí de meteo para ir a casa de mi tío y pasamos la noche cocinando y charlando hasta las 12.